miércoles, 17 de mayo de 2017

Recortes de prensa

Con relación a la reflexión que se publicó en la anterior entrada, me hago eco de dos interesantes artículos que ven la luz hoy en diarios de la provincia de León. Sin duda buenas reflexiones, cargadas de fundamento, para hacernos pensar sobre el presente y futuro de esta apasionante asignatura, la Religión Católica, y su desarrollo real en la Escuela Pública de hoy en día. Pincha en cada portada para ver el artículo.

http://www.lanuevacronica.com/religion-en-el-aula

http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/educar-libertad-respeto_1161062.html

jueves, 11 de mayo de 2017

Afortunadamente.Gracias a Dios.

Un lugar DE TODOS y PARA TODOS.Eso se dice de la Escuela Pública.Se reivindica, en ocasiones hasta con vehemencia, un espacio en el que tiene cabida todo tipo de personas, con multitud de culturas, con costumbres diversas, credos diferentes.
Pero ¿es esto una realidad de facto? En la Escuela Pública de hoy ¿tenemos todos cabida? ¿Se excluye a alguien por ser como es o creer en lo que cree?
Quiero pensar que no.Sin embargo, lo que veo,lo que leo, dista mucho, a veces, de esas buenas intenciones y de palabras bonitas;cargadas de sentido, de razón y con peso específico suficiente como para ser tomadas a modo de lema perpetuo.¿De todos y para todos?
Cada año, llegando estas fechas en las que la matriculación en los centros escolares llega a su cénit, los medios de comunicación social ponen en el disparadero a uno de sus objetivos más fáciles de atacar por la controversia que suscita su presencia en la Escuela Pública de todos y para todos:La asignatura de Religión y más concretamente, la de Religión Católica.
Uno se pregunta sarcásticamente si es que todos los males del sistema educativo público español tienen como origen la presencia de esta materia en el Currículum o,simplemente, que se ve en ella al enemigo de todos los enemigos por cuestiones políticas, sociales o históricas que todos ya sabemos.El caso es que los ataques hacia la asignatura cogen protagonismo por estas fechas para que las personas vean en ella un enemigo, algo nocivo y prescindible para el alumnado. Y para ello se esgrimen cientos de argumentos de todo tipo que buscan mil pretextos para eliminarla y excluirla de las escuelas e institutos, a sabiendas de que es un derecho constitucional de todos los ciudadanos su libre elección y que dicho "privilegio" se ajusta a los derechos más sensibles de los seres humanos: Tener una Religión y enseñarla libremente.
Pero es ahora cuando uno, que no ignora lo que se dice y se comenta, que no cierra los ojos ante la realidad del momento y que presta atención al mundo en el que vive, echa la vista atrás, también mira hacia adelante y reflexiona un poco sobre los argumentos de quienes enarbolan la bandera de la laicidad en la Escuela Pública. Y las conclusiones que obtiene siempre van encabezadas de un adverbio cargado de significado: Afortunadamente.
Y es que afortunadamente los tiempos de un pensamiento único ya han pasado. Ya nadie tiene la autoridad para obligarnos a pensar, hacer, creer. Las personas por fin gozamos de libertad para huir de una direccionalidad de pensamiento y credo que coarte nuestros derechos más esenciales. Podemos tener opiniones y defenderlas. Podemos pensar y exponer nuestros pensamientos. Podemos sentir y expresar nuestros sentimientos. Podemos creer y manifestar nuestros credos. Y para esto hemos luchado mucho; nuestros predecesores, más aún. Y es un regalo gozar de esta libertad en cualquier contexto; en la Escuela, también. No aprovecharlo y no luchar por ello sería traicionar nuestra propia esencia de seres humanos. Sería fallar a aquellos que antes que nosotros no se dieron por vencidos hasta lograr este maravilloso don: la Libertad.
Las personas hemos avanzado en muchos aspectos y vemos en el progreso un futuro mejor. Por ello los retrocesos no son una opción. Y la vuelta a una escuela dirigida por quien se asiente puntualmente en el trono del poder o quien mejores medios tenga a su servicio ya ha pasado a mejor vida. Eso quiero creer.
Afortunadamente la sensibilización social es un hecho. Y el ayudar a construir un mundo mejor ya no es visto como una utopía, una idea de locos. El enseñar a un niño o niña a amar a sus semejantes no se interpreta como algo inútil, más bien como las bases del mañana. De un mañana mejor. De ahí que las gentes que pueblan nuestras aulas vean un despertar de concienciación social muy necesario en este mundo carente de miradas hacia los demás. Y, de forma añadida, encuentren este descubrimiento algo de utilidad, aquí y ahora, que sirve para sus vidas al igual que para sus futuros quehaceres. Porque en el día a día los resultados son más que visibles. Eso quiero creer.
Afortunadamente la Educación es algo integral. Y con integral se alude al todo de la persona, por dentro y por fuera. No se ciñe a lo tangible y demostrable. No deja a un lado sentimientos ni sensaciones. En esa Educación el  SER es tomado en todas sus dimensiones, también la espiritual. Porque, de excluir esa formación interior, estaríamos traicionando nuestra intención original de formar y educar integralmente a las personas. Y a nadie le gusta que le dejen "a medias" en algo de importancia. Nadie quiere hacer puzzles en los que faltan piezas. Nos merecemos que nuestros derechos educativos se respeten y no se soslaye ningún parámetro de un SER susceptible de formación. Eso quiero creer.
Afortunadamente las personas no sólo vemos el mundo desde abajo. No ceñimos nuestro día a día a lo tangible, a lo material, a lo que se puede tocar, tener o tirar. Y en la Escuela nos dan la opción de abrir nuevos horizontes y nuevas miras que no encarcelen nuestro pensamiento y nuestros sentimientos o, simplemente, los dejen de lado por no ser lo suficientemente demostrables como para considerarlos útiles para una vida. Hay materias para vencer esas barreras, como la Religión, que se encargan de que esto no suceda y que pueda ser yo desde abajo pero también desde arriba o desde dentro. Eso quiero creer.
Afortunadamente la cultura, la historia, la tradición, el saber, el pensamiento, el conocimiento,... tienen memoria. Y las personas queremos aprender sin que nos mientan, sin que se cambien las verdades o se cuenten a medias de forma interesada. Y nos sigue inquietando conocer los orígenes de las cosas, admirar nuestro entorno artístico, profundizar en las raíces de nuestras culturas. Encontramos interesante comprender de dónde venimos para dirigir mejor nuestros pasos hacia donde vamos. Y eso es altamente valorado por quienes entramos en una clase de Religión y, por un tiempo, cada vez más escaso pese a que algunos digan que es mucho, viajamos a lugares, tiempos y dimensiones que otros sueñan, desconociendo que están dentro de todos, al alcance de todos. Y en ese viaje nos sentimos más plenos y moldeamos nuestro yo conduciéndolo a algo bueno para nosotros mismos y para nuestro entorno. Eso quiero creer.
Afortunadamente en los ojos del alumnado de Religión se percibe gratitud muchas veces por proporcionarles unos valores y conocimientos que llegan muy adentro y que, lejos de lo que algunos puedan opinar desde la ignorancia más atrevida, toman como herramientas para la vida diaria haciendo que la asignatura no sea algo ajeno a la realidad que se presenta, sino algo de suma utilidad para los quehaceres cotidianos, los problemas que surgen, las metas que se fijan, la vida que se vive. Eso no sólo lo creo;lo constato.
Y es que por mucho que algunos siempre se empecinen en esgrimir argumentos de peso en contra de algo que es, objetivamente, parte del ser humano y susceptible de formar parte de su Educación, la realidad es que los hechos hablan por sí solos y los resultados, aquellos a los que aluden constantemente, les retiran la razón. En la Escuela Pública tenemos TODOS cabida porque está concebida para nosotros. Para TODOS.
Las discriminaciones y los favoritismos se terminaron hace mucho tiempo en un sistema que TODOS los ciudadanos sostenemos, defendemos y disfrutamos. Es nuestro derecho. Afortunadamente, aunque a mí me guste más decir GRACIAS A DIOS.