No se trata de la supremacía de las unas sobre los otros o viceversa. Se trata de equidad, de paridad, de que todos y todas seamos tratados de forma justa. A eso se le llama igualdad. A eso se le llama ser hijos e hijas de Dios. Y en clase de Religión no solo lo explicamos, sino que lo vivimos, practicamos y generalizamos. Así nos lo enseñó el Maestro de maestros.
Trabajemos por ello. Construyamos un mundo mejor. Construyamos Reino.
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